PALABRAS COMO ANIMALES, COMO SANGRE, COMO FUEGO, COMO GRITOS: JITANJÁFORA.

Como el pintor que lanza al viento la pintura para que se estrelle contra el lienzo y sea ella y el azar los que decidan cuál será su forma, qué caminos de color, qué formas vitales y deformes han de plasmar en el lienzo, así el poeta puede dejar que las palabras vivan, salten, se reinventen a sí mismas en la Jitanjáfora.

"Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia." (Julio Cortázar, Rayuela).

Se denomina jitanjáfora a un enunciado lingüístico constituido por palabras o expresiones que en su mayor parte son inventadas y carecen de significado en sí mismas. En una obra literaria, su función poética radica en sus valores fónicos, que pueden cobrar sentido en relación con el texto en su conjunto.

Ahora que los ladros perran,
ahora que los cantos gallan,
ahora que albando la toca
las altas suenas campanan;
y que los rebuznos burran,
y que los gorjeos pájaran
y que los silbos serenan
y que los gruños marranan
y que la aurorada rosa
los extensos doros campa,
perlando líquidas viertas
cual yo lágrimo derramas
y friando de tirito
si bien el abrasa almada,
vengo a suspirar mis lanzos
ventano de tus debajas.
Tú en tanto duerma tranquiles
en tu rega camalada
ingratándote así burla
de las amas del que te ansia
¡Oh, ventánate a tu asoma!
¡Persiane un poco la abra
y suspire los recibos
que esta pobra exhale alma!
Ven, endecha las escuchas
en que mi exhala se alma
que un milicio de musicas
me flauta con su compaña,
en tinieblo de las medias
de esta madruga oscurada.
Ven y haz miradar tus brillas
a fin de angustiar mis calmas.
Esas tus arcas son cejos
con que flechando disparas.
Cupido peche mi hiero
y ante tus postras me planta.
Tus estrellos son dos ojas,
tus rosos son como labias,
tus perles son como dientas,
tu palme como una talla,
tu cisne como el de un cuello,
un garganto tu alabastra,
tus tornos hechos a brazo,
tu reinar como el de un anda.
Y por eso horo a estas vengas
a rejar junto a tus cantas
¡y a suspirar mis exhalos
ventano de tus debajas!

 José Manuel Marroquín, Serenata

MARIELA

Me dijo que se llamaba Mariela,

Era hermomariosa, diosa

Era precimariosa, diosa…

Era costeñimarita, diosa…

Tenía ojos afelinados,

como los de un perro sableado,

soleado,

baleado por un  rayo de sol.

Me dijo que que era virgen,

Era puraela, ángel…

Era castaela, ángel…

Era doncellaela, ángel…

Sus senos sin manos que las

Recorran,

Se esconden tímidamente.

Me dijo soy  Mariela,

Pero no me dijo su nombre,

Sino sólo su punomtabre,

Ahora ya la conoces,

Ahora duerme,

Bajo el suelo,

Que estas pisando…

Y pumpum,

Y pumpum,

Yazzzzzzzzzzzzzzz,

Yazzzzzzzzzzzzzzzzzzz,

Duerme bajo esa tierra,

Que pisas.

Ibrahin Coloma Rivas.

LA LUNA

La luna tirritante se abraza en tu razago

cual vacío que redama miel

en las hojas del retoño asunegro

el recuerdo, de un tiempo añago

y una vida chacabada en su piel

Recordos sólo hanayagado

en una mirada zuzurrada

porelseplo de una hora

infinita que casi llega a tu

corazada

Vanessa Mabel

POEMA A LA JITANJÁFORA

EL tictacteo del reloj

Me está tocando el timbre de mi mentedial,

Dicindome: ya yegó la salvacione;

So, yo le diga:

Yo perdono,

Pero mi coraxonan no olvida,

No olvida sus:

Desentieerroos, y adances.

Maleadante fue,

Malaamante y envenenadora,

Y yo tengo una resortera, para pincharle

Su terraqueteado…

Con mi pie que no es abogado,

sino ahogado,

Le haré un cuadro vangoniano

En esa carapultada puta,

La odio es verdad,

Pero quizá se le tire un poco

de su pelajejeje…

Y nos mezclaremos,

como pan con mantequilla,

Entonces,

Le azotaré dentro de una funeraria,

Con milnovescientosdosmil muertos

que nos tomen jotos,

Y se levanten con tanto jitanjaforeoooo,

Ooooooo,

Ya para de gritar,

Que tu hechadora nos va

Escuchharr.

Jesús Guerrero

Desde el trimento en que se alejaron sólo se oyeron sus zoles, uno debía  partir y la florameda se convirtió en el vierno más helado para ellos. Era hora de decir adiós y aquella almara se había transformado en una sombría noche, ambos se reunirían con la idea clara de que aquel trimento sería el último y que sus ailes jamás volverían a cruzarse, ya que ese sería el último mirar para ellos.

En aquél adiós él llegó tarde, el arril ya había partido y sólo se escuchaban los raíles desde lejos, él corrió a la colina más alta para intentar verla por última vez pero no logró hacerlo, solo sus albares lograrían alcanzarla ya que ella llegó a escuchar su nombre desde lejos.

Estephanie López

Comente brevemente: ¿Qué opina sobre el arte privado de racionalidad? ¿Debe el arte responder a la razón o ser puro instinto?